El proyecto consistió en la instalación, desde el pasado 5 de junio, de un “pulmón urbano” en las afueras de la Antigua Aduana en San José, el cual monitoreó durante casi 2 meses y medio la calidad del aire de la zona.

El análisis de la información captada demuestra que el aire de San José tiene una concentración de las llamadas partículas PM 10 y PM 2,5 por encima de los niveles considerados “aceptables” por la Organización Mundial de la Salud.

Las partículas PM 10 y PM 2,5 son fragmentos muy pequeños (equivalentes a diez milésimas de milímetro en el primer caso y a 2,5 milésimas de milímetro en el segundo) que, debido a su tamaño permanecen suspendidos en el aire y son absorbidos por nuestros pulmones. Dichas partículas pueden consistir en polvo, polen, cemento, metales o carbono, entre otros materiales.

Del análisis de una de las telas del pulmón urbano se observa un elevado cambio en la concentración de sulfatos, cloruro, nitrato, entre otros, señala el estudio.

Rosario Murillo, investigadora del Laboratorio de Análisis de Calidad de la UNA, comentó que es urgente adoptar medidas para atender la situación, dado que la salud de las personas se encuentra en serio peligro, especialmente la de los niños y personas con enfermedades broncopulmonares.

Según los expertos, la mayor parte de la contaminación atmosférica la aporta la flota de vehículos que circula diariamente en el Gran Area Metropolitana.

Según el gerente general de Riteve, Fernando Mayorga, la revisión técnica vehicular hizo descender la polución atmosférica en San José en un 30%, pero eso ocurrió hace varios años y desde entonces la situación se ha mantenido estable.

Lo que demuestran estos números, dijo Mayorga, es que la revisión técnica es importante, pero insuficiente para resolver definitivamente el problema de la contaminación.

El ministro de Ambiente, René Castro, dijo que a pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora, “es necesario promover acciones tendientes a minimizar el deterioro ambiental, como actualizar la normativa nacional que mide los límites permisibles, alineándolas con estándares internacionales más estrictos, y la modernización del parque vehicular con tecnologías más amigables con el ambiente”, tales como los vehículos eléctricos y mixtos.