Antonio Caño

Washington. Barack Obama envió al Congreso unos presupuestos para 2013 que trazan el marco de su programa para la reelección en noviembre: más impuestos para los ingresos altos, una tasa especial para las grandes fortunas, más inversiones en infraestructuras y educación, y una meta de largo plazo para la reducción del déficit sin perjudicar las bases para el crecimiento económico y la creación de empleo.

Como los de 2012, estos presupuestos no tienen la menor posibilidad de ser aprobados en el Capitolio, donde los principales líderes republicanos ya han advertido que están “rechazados antes de su llegada”. Constituyen, por tanto, una declaración de intenciones sobre el modelo que el presidente ofrece a la nación, en contraste con el de sus rivales en la oposición.