-
La actividad económica medida por el IMAE lleva ya siete meses de "aceleración", con un repunte muy importante en el mes de octubre (3,2% de variación interanual), sobresaliendo el fin de la contracción de la actividad manufacturera iniciada en mayo del 2014 con la salida del país de la división de manufacturas de la empresa Intel. Persiste, eso sí, el terreno negativo para el sector agropecuario, aunque está pronto a salir de su recesión.
-
El fuerte crecimiento (superior al 7%) del Ingreso Nacional Disponible y, consecuentemente, del consumo (4%) y la inversión privada (22%).
-
La disminución de casi un punto porcentual en la tasa de desempleo abierto en los últimos dos trimestres (encuestas INEC*) y el menor subempleo y desempleo juvenil.
-
El mayor optimismo empresarial que se aprecia en el último trimestre y las mejores expectativas para el 2016 (encuestas UCCAEP* y Cámara de Comercio).
-
La mejora significativa en la confianza de los consumidores (encuesta UCR*).
Desde luego, no todo es color de rosa, ya que persisten las vulnerabilidades y los problemas estructurales. Entre las primeras podemos mencionar el alto y continuado déficit fiscal, el lento crecimiento de la economía mundial, lo mismo que la apreciación del tipo de cambio y las altas tasas de interés para préstamos (aunque las tasas de captación estén cerca del 6%).
Y entre los problemas estructurales tenemos el rezago en infraestructura, el alto empleo informal, el estancamiento en la incidencia de la pobreza y la incapacidad para impulsar políticas de Estado en áreas y sectores estratégicos (en lo fiscal, en infraestructura, en seguridad social, en seguridad ciudadana, en ordenamiento territorial, etc.).
Lo importante -desde la coyuntura- es que las oportunidades que se han abierto (como la mejora significativa en los términos de intercambio y el control de la inflación) podrían potenciar una reactivación más robusta de la producción y el empleo, si se logran conectar con políticas en lo estructural.
Siempre anteponiendo como norte el bienestar de la población y no los indicadores en sí mismos.