En un histórico discurso, el presidente Barack Obama anunció que ha iniciado el proceso para restablecer las relaciones diplomáticas y sacar a Cuba de a lista de estados que apoyan el terrorismo.
Señaló además que buscará un acuerdo interpartidario para eliminar las leyes que establecen el bloqueo económico e impiden a los norteamericanos viajar a la isla.
El anuncio fue antecedido por la liberación este mismo miércoles del contratista estadounidense Alan Gross, que se hallaba detenido en La Habana desde hace cinco años, y la liberación en La Florida de tres cubanos acusados de espionaje.
Según revelaron ambos gobiernos, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro mantuvieron el martes una conversación telefónica de casi una hora, siendo ésta la primera vez que los líderes de ambos países sostienen un diálogo personal desde el triunfo de la revolución cubana en 1959.
Sin embargo, el proceso de diálogo inició hace 18 meses con encuentros de altos funcionarios de los dos países en Canadá (junio 2013) y el Vaticano (noviembre 2014).
La Casa Blanca anunció que Obama participará en la Cumbre de las Américas, que se celebrará en abril en Panamá, y en la que también está invitado Raúl Castro.
Reacciones
El anunció levantó las protestas inmediatas del sector más duro del exilio cubano, cuyo máximo representante es el senador republicano por Floria Marco Rubio, un hijo de cubanos exiliados que será el próximo presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Rubio aseguró que hará todo lo que sea posible por bloquear lo que calificó como un “peligroso y desesperado intento del presidente Obama por darle un poco de brillo a su gestión, a expensas del pueblo cubano”.
Sin embargo, Obama parte de un hecho que es evidente para toda la comunidad internacional y es que la política de enemistad, el embargo económico, y todas las presiones que Estados Unidos ha puesto sobre Cuba durante medio siglo han sido inservibles a su verdadero propósito: socavar el poder del Partido Comunista Cubano y de sus máximos líderes: Fidel y Raúl Castro.
Por el contrario, el embargo se ha convertido en “un lastre” para las relaciones de Estados Unidos con América Latina.
Durante medio siglo, el sector más duro del exilio cubano desde su reducto en Miami ha ejercido influencia para evitar el levantamiento del embargo, pero ese sector se ha ido diluyendo entre las nuevas generaciones, los hijos de los migrantes originales, a quienes las ideologías y doctrinas interesan mucho menos que los negocios.
Algunos de los empresarios más prósperos de la Florida han apoyado el levantamiento del embargo y piden que se les deje hacer negocios con la isla.