Los servicios de atención de las mujeres y la articulación de todas las instituciones para brindar esos servicios, es de diseño y construcción del INAMU.  El 911 comenzó, hace muchos años, a raíz de la fundación del INAMU, a atender las denuncias por maltrato de las mujeres, en aquellos días, alrededor de 5.000 llamadas al año. La atención de los problemas de las víctimas de la violencia machista, junto con el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Caja Costarricense del Seguro Social, la Junta de Protección Social, los Ministerios de Educación, Salud, Trabajo y con otras instituciones, constituyó un ejemplo de construcción de unas políticas públicas, coordinación y armonía entre ellas, para proteger a las mujeres, que se perfilaron desde que nacieron en Costa Rica entes u órganos, para velar por los derechos de las mujeres.

Todas las instituciones, incluido el INAMU, pasan por períodos en los que sus jerarcas, resultan deficientes como ejecutores de esas políticas. Todas, sin excepción en Costa Rica, han tenido jerarcas mediocres pero han tenido jerarcas eficientes y existosos en el desempeño de sus cargos. ¿Y a quién se le ha ocurrido que hay que cerrar la CCSS, o el Banco Central o el Poder Judicial? ¿Cuántos han querido cerrar el PANI por los malos desempeños de sus jerarcas?

Las instituciones son una cosa y los jerarcas de estas y los gobiernos que ellos representan son otra.

El INAMU ha tenido que soportar ministras que inclusive actuaron en contra de los intereses de las mujeres y a pesar de ello, ha seguido adelante. Y por supuesto que he tenido diferencias importantes con la actual administración del INAMU pero igual las he tenido con la CCSS o con el Ministerio de Agricultura y no se me ocurre por ello que haya que cerrarlas.

La desaparición del INAMU es de raigambre ideológica, la de la ideología machista, patriarcal, la que asesina a mujeres embarazadas delante de sus hijos de 2 y 4 años, como en los últimos días.

Cuando los agresores se sienten acuerpados porque ven a un candidato presidencial atacar las instituciones que defienden a esas mujeres que ellos golpean, ven, por supuesto, una posibilidad para persistir y triunfar en sus afanes violentos, con lo cual se crea un ambiente propicio para asesinar mujeres. Se crea un ambiente en el que atropellar judíos, matar a personas con un color de piel diferente o matar mujeres, se convierte en un propósito loable.

La “Delegación de la Mujer” del INAMU, que atiende en el centro de San José, es a veces el único lugar en donde  las mujeres encuentran apoyo al infierno de violencia que constituye su vida. Ahí reciben tratamiento técnico, esto es, tratamiento no improvisado sino científico a sus problemas, ahí reciben las explicaciones de por qué ocurren estas situaciones y, sobre todo, un camino cierto para salir de ellas.

Transformar el INAMU en un Instituto de la Familia y la Equidad de Género, significa que, en temas de violencia contra las mujeres, van a “tratar” conjuntamente a la víctima y a quien la golpea y la amenaza. Adiós a la posibilidad de salir del círculo de violencia, adiós a la posibilidad de que las mujeres denuncien, hablen, se liberen. Y con eso, don Fabricio, propiciará más muertes y más vidas de mujeres mutiladas. Incluir a las niñas, como lo plantea el proyecto, violenta los derechos de las niñas de acuerdo con el artículo 55 de la Constitución Política.

Nada hay en las políticas del INAMU, que promueva el aborto, esa es una gran mentira. La “ideología de género” es un invento de los neopentecostales que no existe, pero que, como las “brujas” del pasado, hay que quemar, y el primero en ser quemado será el INAMU porque es el llamado a proteger los derechos de las mujeres. Cuando se miente y se instala en el imaginario colectivo una amenaza que no existe, al mejor estilo del nazismo, lo que hay en realidad es un profundo odio hacia las mujeres.

(Gloria Valerín R. Ex Ministra de la Mujer, ex presidenta ejecutiva del INAMU y ex diputada)