Los efectos de la pandemia fueron brutales para las personas de más de 65 años, asegura la OIT.
“Antes de la pandemia solamente el 56% de los habitantes de la región estaban cubiertos por algún tipo de protección social. Los sistema contributivos, que dependen de las cotizaciones de los trabajadores y empleadores, incluían apenas 46% de los ocupados”, según el organismo.
La pandemia vino a agudizar las preocupantes situaciones de desigualdad y pobreza, indica el estudio, cuyos resultados fueron dados a conocer por el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinicius Pinheiro.
La nota técnica de la OIT, titulada “Panorama de la protección social en América Latina y el Caribe: Avances y retrocesos ante la pandemia”, hace una revisión de la situación de la protección social y de los desafíos en el futuro.
El gran desafío, advierte la OIT, es estar preparados para nuevas crisis como las que podría ocasionar el cambio climático.
“La protección social es fundamental para la inclusión y cohesión social, la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales, a la vez que facilita la transformación productiva y la mejora de la productividad”, apuntó Pinheiro.
Cifras
El informe de la OIT destaca que como consecuencia de la crisis del Covid-19, se estima que los sistemas contributivos de protección social registraron una baja de 7,9% en el número de cotizantes, lo que significó un retroceso de casi una década.
“Al mismo tiempo, en el último año y medio, la emergencia sanitaria y sus consecuencias colocaron bajo una presión sin precedentes los sistemas no contributivos, que dependen de recursos fiscales, y que fueron esenciales para amortiguar el impacto de la crisis.
A junio de 2021 se habían implementado 273 medidas no contributivas en la región, de las cuales un 64% fueron programas nuevos y el resto adaptaciones de programas existentes, detalla el informe.
Las políticas más usuales fueron para proteger los empleos y los ingresos, entrega de alimentos y atención en la nutrición, así como políticas enfocadas en la salud.
El director de la OIT recordó que en el contexto de recuperación de esta crisis sin precedentes, es fundamental adaptar y ampliar la protección social. “hemos sido testigos de cómo las prestaciones sociales han sido la primera línea de defensa para quienes perdieron sus ingresos y a la vez constituyen un importante motor para estimular la actividad económica”.
El informe recuerda, además, que existe una correlación entre la desigualdad y la cobertura contributiva de la seguridad social. Solo entre el 20 a 40% cotizan cuando forman parte de los quintiles de población de menores ingresos.
Pandemia brutal para los mayores
En el caso de la seguridad económica para las personas de mayor edad, se plantea que este es “un desafío pendiente” ya que según los datos más recientes, el 30% de los mayores de 65 años en América Latina y el Caribe no reciben ningún tipo de ingreso laboral ni tampoco pensión.
Entre los mayores, 47,2% recibe solo pensión o jubilación, 7% recibe tanto pensión como ingresos laborales y 14,9% solamente ingresos laborales.
“Para todos la pandemia ha sido difícil, pero para los mayores ha sido brutal, tanto por el impacto de los contagios, como por la falta de ingresos la cual los dejó en una situación particularmente crítica”, afirmó Pinheiro.