Imagen. Foto ODI. Las mujeres son las más afectadas por el desempleo en la era COVID-19.

La cantidad de personas ocupadas disminuyó hasta en 20%, es decir, 437 mil personas se quedaron sin empleo desde el inicio de la pandemia. La mayoría de las personas desocupadas son mujeres, precisa el Informe del PEN.

Ellas son el 52,5% del total de los trabajos que se perdieron, lo que equivale a casi 230.000 mujeres afectadas, mientras que 208.210 hombres quedaron en esa misma situación.

La radiografía que hizo el PEN evidencia que la situación social del país ya era “frágil” previo a la pandemia. La falta de oportunidades laborales, el aumento en la desigualdad por ingresos, el déficit fiscal y la desaceleración económica son la base de la crisis preexistente que se agudizó a partir de marzo, con la propagación del virus SARS-CoV-2.

Este es el contexto que describe el Informe del Programa Estado de la Nación 2020, que en su edición N°26 detalla en 10 capítulos las afectaciones de la pandemia y su repercusión en la calidad de vida de las y los costarricenses.

El PEN consideró que el país se encontraba mal preparado para afrontar una crisis de estas características. Así es como en los primeros meses de la pandemia, la balanza ya era negativa en muchas áreas de la dinámica de la economía, principalmente en el mercado laboral.

La cantidad de personas ocupadas disminuyó hasta en 20%, es decir, 437 mil personas se quedaron sin empleo desde el inicio de la pandemia. La mayoría de las personas desocupadas son mujeres, precisa el PEN.

Ellas son el 52,5% del total de los trabajos que se perdieron, son 229.728 mujeres afectadas, mientras que 208.210 hombres quedaron en esa misma situación.

El problema es más grave debido a que antes de la pandemia existía una marcada brecha entre la cantidad de mujeres ocupadas (846.261) frente a los hombres ocupados (1.336.934). Eso quiere decir que el impacto es más significativo para las trabajadoras, ya que perdieron su empleo el 27% de las mujeres versus el 16% de los hombres.

En términos absolutos, la cantidad de ocupadas se sitúa ahora en 616.533 mujeres, cifra similar a la observada en el 2011; “es decir, casi una década de retroceso”, plantea el informe. Porcentualmente la tasa de ocupación femenina se sitúa en 31%, lo que implica un retroceso de 30 años, “pues el país mostraba esa misma cifra a inicios de la década de los noventa” del siglo pasado, advierte el PEN.

Pese al marcado rostro femenino de la crisis, lo cierto es que todos los sectores de la población se han visto afectados de manera generalizada.

Por ejemplo, los mayores porcentajes en la tasa de desempleo corresponden a las personas en edades que oscilan entre 15 y 24 años (48%), la región Chorotega (29,8%) y personas con educación secundaria completa (27,2%) o incompleta (30,5%).

En las regiones Brunca, Chorotega y Central, una de cada cuatro personas que busca empleo no lo encuentra.

Pero el impacto de la pandemia también genera inestabilidad en los programas de inversión social. El PEN señala que programas como el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf) podrían sufrir una disminución en sus ingresos, producto de la contracción en la economía “precisamente cuando el país necesita mayores aportes a la lucha contra la pobreza”.

PEN: “ES POSIBLE EVITAR LA CAÍDA EN UNA CRISIS SISTÉMICA PERO…”

El informe del Programa Estado de la Nación (PEN) es claro en señalar que el 2020 está marcado por la desaceleración económica y pérdida de terreno en materia de generación de oportunidades para las personas. “La emergencia sanitaria golpeó en un momento de especial debilidad del desarrollo humano en Costa Rica”.

Por otro lado, el Programa Estado de la Nación alertó sobre el contexto de rápido envejecimiento de la población, y llamó la atención sobre la importancia que tiene para el país aprovechar el bono de género, incorporando a las mujeres al mundo laboral en condiciones de equidad.

Pero además, el país afronta los desafíos de lo que implica la denominada “cuarta revolución industrial”.

Es por ello que el estudio advierte sobre la obligación de realizar reformas para resolver “los cuellos de botella” que estancan el desarrollo del país. Esto sugiere la urgencia de realizar cambios en la organización institucional del Estado y sus políticas.

Para el PEN, el país tiene la capacidad de revertir esta coyuntura de deterioro en el desarrollo humano. Eso sí, señala la investigación, es necesario adoptar medidas: “con urgencia, cierto, pero entendiendo que, dentro de la tormenta, existen bases sólidas para encontrar lo que se debe hacer, en favor de las mayorías y, en particular, de quienes suelen ser las caras más visiblemente vulnerables en esta crisis”. 

(davidchavarriahernandez@gmail.com)