Para los efectos de este artículo, se define “mobbing político” como un acoso u hostigamiento sistemático con el fin de causar desprestigio ante la ciudadanía e incluso intimidar al gobernante y a sus colaboradores cercanos. Se trata de una violencia social y psicológica. Podría definirse como “sistemático choteo periodístico, políticamente interesado”. En un país como el nuestro, el funcionamiento de la democracia y del derecho ciudadano se nutren de la información; si esta es de mala calidad, sesgada e interesada en la manipulación, hasta llegar al vulgar e irresponsable menoscabo, se destruyen las bases del libre pensamiento, con efectos devastadores. Ya varias veces se ha visto Costa Rica en esa situación. No caigamos en una nueva, sobre todo cuando parece tratarse de un planificado esfuerzo por impedir que queden a flote los mecanismos de la corrupción, base de muchos negocios, mal vestidos de legalidad.
En la historia de Costa Rica, los medios masivos de difusión social han intervenido contra el gobernante, al unísono y como coordinados por una mano invisible (imagen tan querida por los liberales y neoliberales) en innúmeras ocasiones. Contra José Figueres Ferrer lo intentaron varias veces, pero don Pepe se los quitaba de encima con un par de bromas e intervenciones televisivas. A Daniel Oduber le costó un poco más, pero salió bien librado. Viajando atrás en el tiempo, no hay que olvidar que el golpe de estado contra Alfredo González Flores por obra de los hermanos Tinoco, en enero de 1917, fue preparado por una intensa campaña de prensa. Esos mismos periódicos apoyaron entusiastas el arribo del golpista Federico Tinoco. Así ayudaron a instalar un gobierno represivo, irrespetuoso de los derechos ciudadanos, que provocó una guerra civil de corta duración, finalmente depuesto por un movimiento popular en agosto de 1919. La prensa se equivocó dos veces en menos de tres años, causando graves perjuicios.
La guerra civil de 1948 hubiera sido imposible sin el envenenamiento metódico a cargo principalmente del periodista Otilio Ulate, propietario del Diario de Costa Rica, quien acuñó aquella terrible frase: “Si es calderonista, no le compre, no le venda, no le hable, no lo salude”. En ese contexto, los errores de Calderón Guardia se sobredimensionaron; cualquier acierto suyo era negado o disminuido. Se creó adrede un clima irrespirable, se torpedeó cualquier posibilidad de entendimiento entre las partes, se llegó al fratricidio.
El más acabado caso de “mobbing” se le aplicó a Rodrigo Carazo Odio (presidente 1978-1982). Fue tal la denigración sistemática, tan unánimes las empresas de difusión masiva en acosarlo, que cualquier posibilidad de diálogo entre el gobernante, los empresarios y otros sectores organizados quedó del todo anulada. Acorralado, el presidente con dificultades supo defenderse, mientras sus adversarios lo acometían sin omitir el desprecio personal. El país se precipitó en caída libre hacia una severa crisis cuyos efectos pudieron haber sido disminuidos con algo de entendimiento entre las partes.
Encuentro cuatro motivos fundamentales para que el gobierno de Luis Guillermo Solís sea sometido al “mobbing”:
1. Pone en peligro el corrupto maridaje entre ciertos políticos y ciertos empresarios. Lo que se está descubriendo en el INVU lo prueba de modo suficiente, pero es un caso entre muchos. Nadie ignora que en esos “entendimientos” se mueven muchos millones. Los grandes capitales son sinónimo de influencia política, que se puede utilizar para el bien o para el mal.
2. El Partido Liberación Nacional no alcanzará nuevamente el poder si el PAC hace un buen gobierno y satisface las expectativas del millón trescientos mil votantes que consiguió en abril. El PAC reúne las condiciones para transformarse en el partido más fuerte del país. Los dirigentes de Liberación lo saben y sin duda no economizarán maniobras para destrozar un rival que hasta hace poco menospreciaban.
3. Las negociaciones del actual equipo de gobierno con el Frente Amplio, al que además necesita como aliado en la Asamblea Legislativa, podrían hacer posible que entre ambos partidos aprueben la reforma procesal laboral, tan avalada por la Organización Internacional del Trabajo (organismo de las Naciones Unidas) como aborrecida por las cámaras patronales.
4. El “peligro” de que el gobierno mire hacia el sur, es decir, que se salga así “tantico” de la órbita de Estados Unidos e incurra,” horror horroris”, en la osadía de ingresar a Petrocaribe. Nuestro país padece tal dominio ideológico, vive tan imbuido en la mentalidad de la guerra fría (aunque finalizó hace un cuarto de siglo) que incluso los empresarios más perjudicados por el alto costo de la energía prefieren pagar petróleo caro que petróleo chavista (como si existiera), así venga barato, a cuarenta años plazo y pagadero con exportaciones y servicios.
Por último un llamado. Señores del PAC: cuidado con el camello. Que no los pierda su ética escrupulosa; que no les calce a la perfección lo que dice el evangelio para ridiculizar a los fariseos, porque se preocupan de los detalles menores pero descuidan lo importante: “Cuelan el mosquito pero se tragan el camello”. Parece que ni la Asamblea del Partido ni su fundador, don Ottón Solís, perciben su gran responsabilidad ética de hoy, no de mañana, su imperativo histórico: lograr que el PAC en el gobierno tenga suficiente fuerza para romper el ciclo de corrupción que nos asfixia. Si falla en su hora decisiva, irá derecho al botadero de la historia.