Imagen: ODI. La ingesta de alimentos frescos y seguros es fácil, solo siga los pasos para el lavado y mantenga una dieta saludable.
La comida puede transmitir otras enfermedades que podrían afectar nuestra salud y ponernos en la necesidad de visitar centros sanitarios bajo las condiciones actuales de emergencia nacional, situación que debemos evitar a toda costa para permitir que se atiendan los casos que se generen de COVID-19.
Por eso, es conveniente tener en consideración las siguientes recomendaciones para minimizar los riesgos de salud por alimentos contaminados.
Esta Guía del Consumidor para la manipulación y desinfección de frutas y verduras, fue preparada por la investigadora Lidieth Uribe Lorío, del Laboratorio de Microbiología Agrícola y Marco Vinicio Sáenz, del Laboratorio de Tecnología Poscosecha, ambos del Centro de Investigaciones Agronómicas de la Universidad de Costa Rica (UCR).
PASOS PARA UN CONSUMO SEGURO
A. Una vez en la casa, debe lavarse las manos de acuerdo con el procedimiento recomendado, desempacar los productos que compró, desechar de inmediato las bolsas si son plásticas, lavar la bolsa de compras si es de tela o desinfectar el carrito de compras que llevó.
B. Recuerde no tocarse la nariz, los ojos ni la boca si no se ha lavado previamente las manos, si se las ensucia debe lavárselas de nuevo.
C. El procedimiento de desinfección dependerá de cada grupo de alimentos. Veamos:
1. Hortalizas de hoja como lechuga, culantro, repollo, kale. Lávelas con agua limpia para eliminar la posible suciedad y revise que entre las hojas no queden elementos contaminantes visibles. Luego, desinféctelas. Para esto, sumérjalas en una solución de cloro por cinco minutos, asegúrese de que el líquido penetre en todos lados y, después, remueva el cloro con agua limpia para evitar que el alimento se dañe por causa del químico.
Después, dejar escurrir bien, pues si se guardan mojadas se pueden pudrir por bacterias o perderán muy rápido su calidad. Se colocan en el refrigerador envueltas en bolsas de papel o papel limpio y dentro del compartimiento destinado para tales alimentos.
Si no dispone de bolsas de papel, puede usar bolsas plásticas lavadas y desinfectadas, a las cuales les debe hacer algunos agujeros para permitir la aireación.
2. Frutas que no se pelan como tomates, manzanas, guayabas, etc. Al lavar, restriéguelas con jabón por unos 30-45 segundos. Luego, enjuáguelas con agua limpia, elimine el exceso de agua y colóquelas en una solución de cloro por unos cinco minutos. Después enjuáguelas con agua limpia y déjelas secar para almacenarlas.
Recuerde siempre que, un lavado de manos cuidadoso, cubrirse con el antebrazo si va a toser o a estornudar, así como el distanciamiento social, son las mejores armas contra el COVID-19.
3. Frutas que se pelan para consumirlas como mango, naranjas, banano, plátano y otras. Antes de pelarlas o consumirlas, lávelas y restriéguelas con jabón por unos 30-45 segundos. Muchos de estos alimentos no requieren refrigeración y más bien el frío les produce daños, como quemaduras y manchas. Almacénelas en un lugar protegido, ventilado y tan fresco como se pueda.
4. Productos como papas, tiquizque, camote, cebolla, yuca, No se lavan hasta el momento en que se van a preparar. Eso ayuda a alargar su vida útil. Deben guardarse en un lugar separado de los grupos anteriores. Cuando se van a usar, lávelos con agua limpia hasta eliminar toda la suciedad, pélelos y cocínelos.
Debe dejarlos hervir bien, pues el virus no sobrevive a tanto calor. Al terminar, limpie y desinfecte las superficies de trabajo y sus manos.
5. Productos como remolacha, zanahoria, rábanos, brócoli, etc., Es necesario refrigerarlos antes de consumirlos. Lávelos con jabón por 30-45 segundos, enjuáguelos con agua limpia, escúrralos y desinféctelos con una solución de cloro. Para esto, sumérjalos en el líquido por unos cinco minutos. Luego, enjuáguelos con agua limpia, déjelos secar y guárdelos en el refrigerador. Las vainicas son muy sensibles a estar en ambientes muy húmedos y se pudren rápido, por eso, deben estar ventiladas. La zanahoria y la remolacha soportan bien estar en bolsas si se han secado adecuadamente.
6. Productos como cebolla y ajo, deben comprarse lo más secos posible, almacenarlos en un lugar oscuro, fresco y ventilado. Cuando vayan a usarse, se eliminan las cáscaras externas, se lavan con una solución de cloro por 2-3 minutos, se enjuagan con agua potable y se consumen, preferiblemente cocinados.
7. Productos empacados, Deben limpiarse con una solución de cloro y, luego, con un limpión lavado y seco. Asegúrese de limpiar toda la superficie del empaque al llegar a la casa y lávese las manos inmediatamente.