El sistema educativo renquea por varios lados y el origen del problema no está en los educandos, ni siquiera en los programas, sino en la calidad de los educadores, aseguraron expertos entrevistados por Informa-tico.com. (*)
En la última década, varias administraciones le han dado continuidad a un proceso de reforma curricular cuyo objetivo es adecuar el sistema educativo a la realidad del Siglo XXI, que demanda habilidades especiales para afrontar y resolver problemas nuevos, generados por los constantes cambios en la ciencia, la tecnología y la vida social en general.
“En lo curricular, Costa Rica está bastante bien, los programas de matemáticas son de clase internacional, así como el enfoque que se le dio a la lectoescritura y a la parte del español; en los colegios técnicos todos los programas se transformaron en programas por competencias”, asegura Leonardo Garnier, ministro de Educación en los periodos 2006-2010 y 2010-2014.
El problema es que “tenemos un cuerpo docente que cambia muy despacio. No todos, pero sí la mayoría, están insuficientemente preparados para liderar el cambio en las aulas. Lo que ocurre en matemática, ocurre en español, en ciencias, es algo espantoso”, aseguró.
Alicia Vargas, viceministra de Educación entre 2014 y 2018, opina que los cambios curriculares requieren de un periodo de ajustes y que no se verán grandes resultados hasta aproximadamente el 2030, pero también considera que el principal obstáculo, en este momento, es la deficiente preparación de una buena parte de los 70.000 educadores que trabajan para el Ministerio de Educación.
“Yo sé que hay resistencias a pasar de una forma de enseñar que tiene que ver básicamente con contenidos, acompañados de un libro de texto con exámenes al final de cada ciclo y de cada periodo, a un programa basado en el desarrollo de habilidades”, agrega la investigadora y académica Vargas.
“En ello incide que la educación universitaria está desfasada y divorciada de las necesidades del país. Tenemos un serio problema porque más de la mitad de los profesores que se gradúan de universidades privadas reciben una formación muy poco seria”, apuntó Vargas.
¿Un círculo vicioso?
El Informe Estado de la Educación de 2017 hizo apuntes similares: “El hecho más destacable de los últimos dos años fue el esfuerzo del MEP por ampliar y renovar la reforma curricular”, pero esto no ha producido cambios significativos.
“La principal explicación de la inercia del sistema se encuentra en las aulas, los microespacios en los que tienen lugar los procesos de enseñanza-aprendizaje y donde tienen que gestarse los cambios más significativos en los próximos años”, señala el estudio que elabora el equipo del Informe Estado de la Nación.
Leonardo Garnier recuerda que durante su gestión en el MEP se tomó la decisión de pasar una prueba a los profesores de matemática para tratar de ubicar las áreas que debían ser reforzadas mediante programas de capacitación a los docentes.
La prueba se elaboró con preguntas de exámenes de bachillerato de años previos, pero más del 30% de los profesores no la pasó. “Ese día yo entendí por qué el 30% de los estudiantes pierde la prueba de bachillerato en matemática”, señaló el exministro.
“Las universidades que preparan a los educadores se defienden con el argumento de que los estudiantes llegan al nivel superior con una pésima preparación en secundaria, pero ¿quiénes preparan a los que tienen que formar a esos estudiantes?”, se pregunta Alicia Vargas. Es el viejo dilema de qué fue primero: el huevo o la gallina.
De acuerdo con cifras del MEP, solo el 6% de las carrera de Educación en universidades privadas están acreditadas por el Sinaes (Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior). “Del resto no sabemos ni siquiera cómo funcionan ni la calidad que tienen”, agregó Vargas.
¿Por dónde empezar?
Vanessa Gibson, gerente de Clima de Inversión de CINDE, organismo que promueve la inversión extranjera en el país, no plantea críticas al sistema educativo en general pero destaca que las empresas establecidas en el país podrían duplicar la cantidad de puestos que generan anualmente, pero no hay suficientes técnicos y profesionales adecuadamente preparados en las carreras de mayor demanda.
Solo el año pasado, las empresas atraídas por CINDE generaron 12.961 puestos de calidad, pero la cifra bien pudo ser duplicada.
Empezar a resolver el problema de la deficiente preparación de los docentes requiere de varias medidas. Algunas ya están en marcha y otras han encontrado obstáculos. El MEP ha creado un Instituto de Desarrollo Profesional que da capacitación y actualización a los docentes mediante cursos tanto presenciales como en línea.
Estos procesos ayudan a los profesores a mejorar sus conocimientos pero no están diseñados para subsanar deficiencias básicas que vienen de su formación universitaria.
Según el relato de Garnier, durante su periodo al frente del MEP se intentó una reforma a la ley para obligar a todas las universidades privadas a acreditar sus carreras de Educación ante el Sinaes, pero el intento naufragó en la Asamblea Legislativa.
La misma suerte corrió la iniciativa de regular legalmente que el MEP solo pudiera contratar a profesores graduados de carreras acreditadas.
“Lo que sí logramos aprobar fue una ley que obliga a los profesores de inglés a pasar una prueba internacional del idioma. Hubo oposiciones y protestas pero al fin la logramos pasar”, apuntó el exministro.
Garnier considera que es muy importante también que los estudiantes de Educación puedan realizar prácticas a todo lo largo de su carrera, pues la primera vez que un profesor se enfrenta a un grupo de estudiantes es cuando se gradúa y entra a trabajar. “Las universidades sólo dan la parte teórica y esperan que el MEP les de la práctica”.
¿Son suficientes los recursos?
Ninguna de las fuentes consultadas considera que se requiera más recursos económicos para alcanzar las metas que el país busca en materia educativa. Costa Rica ha logrado llegar muy cerca del 8% del PIB que la Constitución asigna a la educación y eso bastaría para lograr altos niveles de calidad académica; una excelente infraestructura; adecuados servicios estudiantiles.
No obstante, el MEP debe mejorar la eficiencia en el uso de tales recursos. “Por ejemplo, es importante analizar a qué dedican los docentes la mayor parte del tiempo, si a callar a los estudiantes, a pasar lista, a atender asuntos administrativos o a generar los procesos de aprendizaje”, se preguntó Alicia Vargas.
La misma analista lamentó que mucho dinero destinado a la construcción de infraestructura escolar -una tarea a cargo de las juntas escolares que operan en todas las localidades del país-, se ha perdido por diferentes causas, desde trabajos mal hechos, subutilización de presupuestos, hasta sustracciones. “Y sigue habiendo situaciones muy perversas”.
Garnier considera que el dinero alcanza para financiar el modelo de educación actual desde pre-escolar hasta secundaria e incluso el presupuesto de las universidades públicas. Sin embargo -afirma-, el país no ha desarrollado aún el proceso de educación de 0 a 4 años de edad, que “es la inversión más rentable que puede hacer un país, y que cuesta dinero”.
Según los teóricos en educación, el desarrollo cognitivo más importante del ser humano se adquiere en ese periodo de la vida, en el que terminan de completarse la mayoría de las conexiones neurológicas en el cerebro. La estimulación temprana hace una diferencia importante para el resto de la vida.
“A 20 años plazo, nada aumenta más la producción de un país que invertir en esa población. Ningún puente, ningún edificio, ninguna electricidad le va a generar una tasa de retorno mayor que ésta”, señaló Garnier, quien considera que desarrollar los centros de desarrollo para la primera infancia sí requerirá de recursos adicionales.
(*) Nota aclaratoria: para la elaboración de este reportaje, Informa-tico.com solicitó durante varios meses una entrevista con el ministro de Educación actual, Edgar Mora, por considerar que sus criterios serían un insumo importante. No obstante, y a pesar de insistentes solicitudes, la entrevista nunca nos fue concedida, por lo cual decidimos prescindir de sus opiniones.