El proyecto, denominado Coralmanía 2021, va mucho más allá de Bahía Culebra. Se trata de una iniciativa regional que involucra a Honduras, República Dominicana y Costa Rica. Y en cada uno de estos países participan diversas instituciones, con el respaldo de la agencia de cooperación alemana (GIZ).
Uno de los aspectos interesantes de esta iniciativa en Bahía Culebra es que se desarrolla de manera mancomunada entre entidades de los sectores público y privado.
Del sector público participan el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), de la Universidad de Costa Rica, así como el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) del Ministerio de Ambiente. Por otra parte, del sector privado están involucradas la empresa Península Papagayo, la ONG Raising Coral Costa Rica y la alianza Culebra Reef Gardens.
Una situación dramática
En los últimos30 años, la situación global de los arrecifes de coral ha venido en mengua, en buena parte debido al calentamiento de los océanos por el cambio climático.
“Los arrecifes viven en las zonas tropicales del planeta, que son las más afectadas por las elevaciones de temperatura de los océanos”, nos explica el profesor e investigador de la UCR, Juan José Alvarado.
En estas tres décadas, asegura el experto, Costa Rica ha perdido una gran extensión de arrecifes, tanto en el Pacífico como en el Caribe. “Específicamente en Bahía Culebra, la pérdida ha sido enorme y acelerada. En los años 90 había desaparecido el 70% de los corales y actualmente solo queda el 5%”, lamenta Alvarado.
Pero la pérdida no es sólo de estos delicados organismos que crecen recubiertos por esqueletos calcáreos (su parte visible), sino de muchas otras especies que viven asociadas a los arrecifes.
Vista en términos económicos, esta situación genera un fuerte impacto para la pesca y también para la actividad turística de la zona que tenía en el buceo recreativo uno de sus grandes atractivos.
Acción salvadora
La ONG Raising Coral fue la pionera de la recuperación coralina en Costa Rica, luego se unieron la UCR y las demás instituciones que hoy participan en Coralmanía 2021.
“Hace dos años, aproximadamente, empezamos a colaborar con ellos, a buscar especies, a recopilar datos biológicos y a efectuar pruebas para determinar la viabilidad del proyecto. Iniciamos con tres o cuatro especies de coral y vimos que sí funcionaba
Hace un par de años empezamos Raising Coral (ONG), fueron los pioneros, empezamos a colaborar con ellos: buscar especies, lugares, etc. Se conformó una alianza público privada – GIZ, la UCR, el áresa de Conservación Tempisque y la ONG. Pruebas etc, datos biológicas.
“Empezamos con tres o cuatro corales, monitoreamos durante un año y vimos que sí funcionaba, entonces iniciamos el trabajo a mayor escala”, detalló Alvarado.
“Este año aumentamos la cantidad de viveros y llegamos a tener 3.400 corales, sembramos 1.080 corales en diferentes sitios y estructuras de la zona y ya casi estamos llegando a las 5.000 colonias”, dijo el académico.
Manuel Ardón, vicepresidente de Península Papayago, afirmó que: “Coralmanía es un proyecto que se alinea completamente a la visión, compromiso y principios de sostenibilidad bajo los que Península Papagayo rige sus operaciones y suma a los esfuerzos de conservación marina y de restauración coralina que la empresa ha ejecutado desde el 2018 en Bahía Culebra, en conjunto con los miembros de la Alianza Sectorial por los Corales”.
Unos 70 buzos participan en el proyecto, "sembrando", cuidando y monitoreando el crecimiento de los corales.
¿Cómo lo hacen?
En la actividad participan 70 buzos, así como estudiantes de licenciatura y maestría en ciencias marinas de la UCR.
Cada mes realizan visitas a las playas de Jícaro, Viradores, Playa Blanca e Islas Pelonas, que están dentro de Bahía Culebra, para calcular el crecimiento de los corales, tanto de los que están en viveros como los ya trasplantados.
“Hemos visto que un coral aumenta 3 veces el tamaño original en el vivero y hasta 5 veces en el arrecife. También hemos observado el aumento considerable de peces y otras especies marinas. Donde no había casi nada, 10 o 15 especies, ahora hay 45 o 50”.
Para recuperar los arrecifes, los científicos recolectan pequeños fragmentos en otros sectores del mar y los llevan hasta la zona que se busca repoblar.
Dichos fragmentos se colocan en viveros que son estructuras de acero inoxidables a las que se amarran para darles estabilidad dentro del mar y procurarles ciertos cuidados mientras crecen.
Luego se llevan al fondo y se “siembran” a distancias de 30 centímetros, donde continúan su crecimiento.
Los corales que se trasplantaron hace un año ahora se han ensanchado unos 20 centímetros y se espera que dentro de otro año ya se estarán tocando, para formar las barreras que se conocen como “arrecifes”.