La Unión Nacional de Productores Costarricenses (UNAG) y la Cámara de Promoción de la Apicultura se pronunciaron contra esa normativa, pues afirman que atenta contra las familias campesinas y contra las poblaciones de abejas, esenciales en todos los procesos de polinización en los ecosistemas.
“Somos campesinos y campesinas que requerimos de opciones técnicas diferentes al uso de agroquímicos como única opción del mercado, para hacer frente a las distintas plagas que atacan a nuestros cultivos, así como al cambio climático que nos está afectando”, señala un comunicado de la UNAG.
“Pero pareciera que el Gobierno solo se preocupa por impulsar alternativas químicas, mientras que otros países, incluidos nuestros vecinos, han impulsado fuertemente otras alternativas no químicas para el control de plagas.”
Según el censo Agropecuario del 2014, cada día son menos las familias de pequeños y medianos agricultores en el país –señaló la UNAG-, debido a las políticas públicas agropecuarias, que han llevado al país a la expansión de los monocultivos para la exportación en grandes extensiones, debilitando la producción para el consumo nacional, y esto a su vez ha creado enormes problemas de plagas, donde antes no existían.
“Queremos producir con nuevas y mejores tecnologías, pero bien evaluadas y con certeza de que no estamos comprometiendo la salud de nuestras familias, de nuestras fincas y sobre todo de todas las personas que ingieren nuestros alimentos”, aseguró la organización.
“No podemos estar de acuerdo como agricultores en una propuesta de reglamento que atente contra nuestra salud, el ambiente y sin conocer realmente si el producto que nos van a vender realmente es efectivo o si lo único que busca es enriquecer a las empresas que se dedican a este negocio”.
La Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura también se pronunció en contra del reglamento, afirmando que atenta directamente contra el desarrollo de la apicultura en Costa Rica.
“Las abejas son los insectos encargados de la polinización, la cual es un importante elemento dentro de la dinámica de los bosques y el desarrollo de áreas agrícolas de gran importancia económica para el país. Son indispensables para el desarrollo agroecológico de nuestra biodiversidad. Cada vez las áreas que se pueden destinar para el desarrollo de la actividad apícola se encuentran más limitadas por el gran desarrollo de cultivos altamente demandantes de insumos que son tóxicos para las abejas.
Un ejemplo de ellos son los Neonicotinoides los cuales son una familia de insecticidas que actúan en el sistema nervioso central de los insectos por lo cual alteran a las abejas desubicándolas y generando el fenómeno del despoblamiento de las colmenas, afectando severamente el desarrollo de la actividad apícola.