Para este diciembre, es importante no dejar que el consumismo, el humor distinto o cualquier buen deseo para el próximo año, nos haga olvidar aspectos importantes sobre los que hay que trabajar cada día más.
El 7 de diciembre del 1994, murieron en circunstancias que todavía hoy no se han aclarado, María del Mar Cordero, Oscar Fallas y Jaime Bustamante. Siete días y siete meses después, pasó lo mismo con David Maradiaga. Esta compañera y estos compañeros, formaban parte de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO) y su muerte, es algo con lo que vivimos todos los días. Desde ese momento hasta ahora, como lo ha documentado Mauricio Álvarez (Presidente de FECON), ha habido un aumento en la criminalización de la lucha ecologista y social en nuestro país.
Hoy en día, no vemos que esa tendencia disminuya sino más bien, todo lo contrario. De parte nuestra no vamos a olvidar y seguiremos denunciando, llamando la atención y luchando. Ojalá el gobierno hiciera suyas propuestas como la Comisión de la Verdad lanzada por FECON y trabajará para brindar protección a quienes luchamos por los Derechos Humanos. El silencio oficial no es bienvenido, tampoco las medias tintas. Ojalá y hubiera una grata sorpresa para el 2016 y el gobierno de turno, el del cambio, hiciera algo distinto que garantizara que esa fama de que el país defiende los Derechos Humanos, dio un paso más allá.
La creación de conflictos socioambientales tampoco disminuye. Y el gobierno, es un actor que colabora para que esta crezca. La decisión del presidente Solís de permitir la incineración de basura pese a la extensa literatura y pruebas científicas sobre sus impactos; el promover y darle un fuerte impulso al puerto de Moín destruyendo de paso la Naturaleza; el continuismo de la política del libre comercio y el abandono de promesas de campaña que auguraban al menos un futuro distinto, nos dicen que en materia ambiental, el cambio prometido, no llegó.
Si bien desde el inicio no esperábamos ningún cambio radical, al menos creíamos que iba a existir diálogo y discusión -dado el discurso de participación ciudadana- pero eso tampoco se ha dado. Como que este gobierno, desde el inicio, ha tenido miedo de que le vean muy cerca del movimiento ecologista. Luego de un análisis conjunto entre COECOCEIBA y FECON sobre la situación ambiental, tuvimos una reunión con el ministro de Ambiente pero nada cambió en lo positivo. Más bien, se tomaron decisiones pésimas.
Un cambio del gobierno del cambio en materia ambiental es más que necesario. Darle un rumbo distinto al país que deje de lado el estribillo gubernamental de que la conservación no debe afectar el desarrollo, sobretodo el de quienes menos tienen como pretexto para favorecer los grandes intereses es un paso necesario. Debatir, discutir, abrir espacios para el diálogo. La iniciativa está en la cancha del gobierno, no tenemos seguridad de que la tomará.
Es cierto que desde el movimiento ecologista hoy en día, nos falta mayor cohesión, unidad y presencia en algunas discusiones nacionales. Y para solventar estas carencias actuales, estamos trabajando a través de propuestas como ARA con el fin de contar con una plataforma que nos sirva sino a todas, a la gran mayoría de organizaciones que trabajamos lo ambiental en el país. Esta situación no debe confundirse con una inacción o ausencia de trabajo porque todos los días, incluso los grandes medios de comunicación, informan sobre cómo los grupos locales luchan por sus derecho a contar con agua potable, tierra u otros con un alcance más nacional, como trabajar para lograr políticas públicas que nos garanticen un modelo de desarrollo distinto al actual.
Propuestas de economía solidaria en diversa escala, la gestión comunitaria del bosque y la biodiversidad, experiencias diversas en soberanía alimentaria, propuestas de protección de ríos y de generación de energía en forma distinta son tan solo algunas de las propuestas que desde el movimiento ecologista costarricense se hacen todos los días.